La lectura, la escritura y la aritmética requieren de bastante integración sensorial y presentan exigencias complejas para el cerebro.
Un problema de integración sensorial puede interferir directamente con el proceso de aprendizaje en el cerebro o puede provocar un comportamiento inadecuado que interfiere con el trabajo de la escuela, aunque el niño tenga una capacidad normal para el aprendizaje, si el trabajo en la escuela se vuelve demasiado desalentador, el niño falta a clases y a la larga, abandona la escuela.
Aprender a leer y a escribir puede ser un problema importante. El niño debe recordar si la m va hacia arriba o hacia abajo y si la p va hacia la izquierda o hacia la derecha. Este reconocimiento proviene de un tipo de memoria visual o muscular que resulta automático para la mayoría de las personas, pero si la actividad del cerebro esta desorganizada, el niño no puede encontrar estas memorias cuando lo necesita.
Pedirle a un niño muy pequeño que aprenda a leer antes de que su cerebro este listo para esta tarea, seria no únicamente improductivo, sino también lo apartaría de las actividades sensorio motoras que su cerebro necesita en ese momento para aprender a leer mas adelante.
A los niños con ciertos tipos de disfunción integrativa sensorial siempre se les dificulta la escritura, a algunos les resulta especialmente difícil tomar dictado, debido a que no pueden integrar las sensaciones del sonido con las de sus manos y dedos. El niño puede llegar a decir: "se lo que quieres, pero no lo puedo escribir".
En la escuela, este problema puede dificultarle copiar las palabras del pizarrón en el papel, y después tiene mayor dificultad para espaciar las letras conforme las escribe en el papel.
En general el niño con disfunción integrativa sensorial tiene dificultades para manejar el espacio a su alrededor, se encuentra literalmente "perdido en el espacio".
Ayres,A.J.(1998). La integración sensorial y el niño.Mexico,Trillas.
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